En un mundo cada vez más competitivo, las grandes y pequeñas empresas que desean mantenerse en el mercado encuentran en la innovación su carta fuerte.
Se modifica el concepto de marca para dar lugar a la protección de marcas no tradicionales, (sonoras, olfativas, imagen de negocio o trade dress) y se añade la figura de la “distintividad adquirida” o “secondary meaning”, para marcas en principio no registrables por descriptivas, genéricas o poco originales, pero que adquieren distintividad por el uso especial que les da su titular en el mercado.
La inversión en investigación y desarrollo (I + D) es una pieza clave en la creación de productos nuevos y mejorados que aseguren a una empresa su crecimiento y posicionamiento en el mercado. Apple anunció una inversión de 3,400 millones de dólares en I + D en 2012, lo cual representa entre un 2 y 3% de sus ingresos por ventas. No obstante, el gasto de Apple se encuentra aún por debajo de sus principales competidores, Microsoft, Google y Samsung.
Como se podrá vislumbrar, el desarrollo de nuevas invenciones siempre supone un gasto importante para su desarrollador (empresas, centro de investigación, universidades, inventores independientes, etc.). Es en este escenario en donde la Propiedad Industrial, que incluye a las patentes, modelos de utilidad, marcas, dibujos y modelos industriales e indicaciones geográficas de procedencia, cobra relevancia.
La propiedad Industrial a través de sus diferentes figuras tiene como objeto la protección de las invenciones que representan una innovación dentro del campo al que están dirigidas. Así pues, los desarrolladores encuentran en la Propiedad Industrial un incentivo para seguir invirtiendo en I + D.
En el caso particular de las patentes, que otorgan a su titular un derecho de protección exclusiva por 20 años a partir de la presentación de la solicitud ante la Oficina de Patentes, éstas han cobrado notoriedad en los últimos años. Originalmente, con la obtención de una patente se buscaba excluir a posibles competidores de vender o fabricar los productos protegidos. Sin embargo, hoy día, las patentes forman parte fundamental de los “activos intangibles” de una empresa. En 1980 la cartera de propiedad industrial de una empresa representaba en promedio alrededor del 20% del valor de ésta, pero en la actualidad, dicha contribución se ha incrementado a un 80%, o incluso hasta un 90%, del valor de la misma.
La Compañía Bayer, que recientemente celebró su 150 aniversario, y que se ha distinguido por el desarrollo de un gran número de productos y servicios innovadores en las áreas de salud, agricultura y materiales de altas prestaciones, reveló que la clave de su éxito se encuentra en la innovación. Como prueba de ello, en 2012 presentó más de 600 solicitudes de patente en todo el mundo.
Pero, ¿Por qué patentar una invención forma parte estratégica del negocio de las compañías actuales? Entre las razones que se pueden mencionar se encuentran las siguientes:
Las patentes otorgan a su titular un monopolio legal reconocido por el Gobierno para la explotación y comercialización exclusiva de su invención por un período de tiempo determinado. Período que permite la generación de ganancias directas de dicha explotación. Cuando la vigencia de una patente termina también el derecho de exclusividad. La Industria farmacéutica dejó de percibir más de 100,000 millones de dólares en ventas de fármacos debido al vencimiento de patentes entre 2009 y 2012. Las patentes coadyuvan a posicionar la invención protegida en el mercado, pues constituyen barreras que impiden la entrada de la competencia. Permiten reclamar daños monetarios de terceros que utilicen la invención protegida sin consentimiento de su titular. La concesión de licencias para permitir que terceros usen y comercialicen la invención puede representar otra fuente de ingresos económicos importantes para su titular. Incluso, cuando éste no cuenta con recursos propios suficientes para la explotación de la invención, el licenciamiento constituye un elemento fundamental. La compañía fotográfica Kodak, que enfrentó serios problemas financieros debido a su entrada tardía a la era digital, aprovechó la innovación de sus patentes y ahora planea obtener ganancias entre 250 y 350 millones de dólares en los próximos años por el licenciamiento de algunas de sus patentes. La venta de una patente (o portafolio de patentes) puede constituir ganancias significativas para su titular. AOL anunció a principios de 2012 la venta de más de 800 patentes y aplicaciones relacionadas a Microsoft Corp., por más de 1000 millones de dólares. Las patentes son una fuente de innovación tecnológica, pues contienen información actualizada sobre productos y procesos específicos. En una nueva modalidad de negocios, un inversionista no invierte en una empresa como tal sino en los activos que representan las patentes mediante la concertación de acuerdos de licencias. La empresa alemana IPB ha creado un método de evaluación de patentes que permite determinar el valor de una cartera de patentes y promueve la idea de patentar las invenciones en una economía basada en los conocimientos y la obtención de fondos valiéndose de las carteras de patentes.
Las patentes, por tanto, son una herramienta estratégica imprescindible para el posicionamiento de una compañía en el mercado actual.
Sin embargo, quien busca obtener una patente como parte de su estrategia de negocio debe tener en cuenta que la invención a proteger debe ser nueva, involucrar actividad inventiva y ser susceptible de aplicación industrial. Adicionalmente, deberá poner especial atención en la redacción de la solicitud de patente, pues ésta tiene que reflejar todas las características innovadoras de la invención; de lo contrario, la solicitud puede ser objeto de rechazo por parte de la autoridad, o bien, aún cuando la patente pueda obtenerse, ésta no representará ningún valor para su titular. Es recomendable contar con asesoría especializada en todo momento para asegurar que el trámite de la patente se convertirá en una inversión y no en un desperdicio de dinero.
©Panamericana de Patentes y Marcas, S.C.
En conclusión, ante la pregunta que muchos empresarios e inventores se hacen ante la disyuntiva de proteger o no sus invenciones, se puede señalar que, si bien el valor de una patente está dado primordialmente por los méritos de la invención, en un mundo en donde las oportunidades escasean y los competidores abundan, las patentes son una herramienta que permiten inclinar la balanza a su favor.
Quedamos en contacto para cualquier duda o aclaración.